La ternura de esta novela gráfica me cautivó hasta cada una de las lágrimas que me salían. No porque fuera dramática sino lo tierna y blanda que resulta ser, entre ilustraciones y narrativa que te traslada a comprender y ponerte el los zapatos de un niño adoptado.
Esta novela son de esas que deben tener todos los padres que quieren tener un niño adoptado o los que ya lo tienen.